“Aunque nos quiten las flores, nunca nos podrán robar la primavera”
Pablo Neruda
Desde hace un tiempo me gusta recopilar cuentos que inviten a la reflexión. Cuyas enseñanzas trato de extrapolar al mundo de la empresa o a la vida diaria.
Creo que estas historias son un complemento fundamental para trasmitir ideas y conocimientos ya que facilitan el recuerdo, además de permitir que el oyente reflexione y extraiga sus propias conclusiones. Aumentan la motivación, mitigan los contratiempos del día a día y ayudan a pasar un rato agradable.
A continuación os muestro varias historias extrapolables al mundo de la empresa o al devenir cotidiano.
EL FIN DE LAS PREGUNTAS
Al encontrarse a un maestro Zen en un evento social, un psiquiatra
decidió hacerle una pregunta que tenía en mente.
– ¿Exactamente cómo ayudas a la gente? – inquirió.
– Llevo a las personas donde no puedan hacer más preguntas – contestó el maestro.
Unas veces porque hay preguntas a las que nunca encontraremos respuestas otras porque todo está tan claro que no es necesario preguntar más.
CON LA CORRIENTE
Una vieja historia Taoista narra lo que le sucedió a un anciano que accidentalmente cayó en los rápidos de un caudaloso río. Dirigiéndose irremisiblemente a una alta y peligrosa cascada.
Aquellos que observaron el accidente temían por su vida. Cuando de repente y de forma milagrosa, salió vivo e ileso río abajo en el fondo de la cascada.
Al salir del río, todavía exhausto la gente le preguntó:
– ¿Cómo se las arregló para sobrevivir?
– Me acomodé al agua, no el agua a mí. Sin pensar, deje que el agua me moldeara y me adapte al remolino. De esta manera es como sobreviví.»
Como decía Victor Frankl, en ocasiones no depende de nosotros lo que nos tiene deparado el destino pero si la forma en la que lo afrontaremos. Por lo que es fundamental adaptarnos a las circunstancias y continuar nadando.
PASARÁ
Un estudiante le comentó a su maestro de meditación lo siguiente:
– ¡Mi meditación es horrible! O me siento distraído, o me duelen las
piernas, o me quedo dormido constantemente. ¡Es horrible!
– Pasará – dijo el maestro con toda naturalidad.
Una semana después, el alumno volvió con su maestro…
-¡Mi meditación es maravillosa! ¡Me siento tan consciente, tan tranquilo, tan vivo! ¡Es increíble!
-Pasara – dijo el maestro con toda naturalidad.
Deambulamos sin remisión por la senda del destino, caminando por los terrenos que marca el devenir; unas veces escarbados y cuesta arriba, otras veces limpios de obstáculos por los que se discurre con facilidad. La clave está en aprender y recordar ya que en la mayoría de los casos hablamos de ciclos y estados de ánimo.
LA LUNA
Un Maestro Zen vivía de una forma sencilla en una pequeña cabaña
al pie de una montaña. Una noche, mientras estaba fuera, un ladrón
entró a hurtadillas en la cabaña para descubrir con desilusión que no había nada para robar.
El Maestro Zen volvió y lo encontró en el interior de su humilde morada:
– Has hecho un largo camino para visitarme – le dijo al extraño – y no deberías regresar con las manos vacías. Por favor, toma mis ropas de regalo y llévatelas
El ladrón estaba asombrado, pero tomó las ropas y escapó.
A continuación el Maestro se sentó desnudo observando la luna. «Pobre hombre», murmuró en su interior. «Hubiera querido darle esta hermosa luna”.
O de cómo las pequeñas cosas son las que realmente marcan la diferencia.
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