«No tengo talentos especiales, pero si soy muy curioso» Albert Einstein

Es curioso ver como de la simple observación se han construido verdaderos imperios empresariales. A continuación os muestro algunos ejemplos.

Enric Bernat observó que los niños se sacaban el caramelo de la boca para ver como se consumía, quedando entonces sus manos manchadas. Por lo que decidió comercializar unos caramelos con palo que denominó chupa chups.

Henry Ford observaba como entraban las reses a un matadero y salían despiezadas. Entonces pensó que de la misma manera, se podían introducir las piezas de un vehículo y que saliera el coche montado.

George de Mestral observó la dificultad que tenía para sacar de los pelos de su perro y de sus pantalones las semillas de arctium, mientras paseaba por la montaña. Examinando el material a través de un microscopio consiguió distinguir distintos filamentos entrelazados terminados en pequeños ganchos, causando así una gran adherencia a los tejidos. Descubriendo de esta forma el velcro.

La observación del mundo que nos rodea y la curiosidad son dos elementos fundamentales para desarrollar nuestra creatividad. De ambas facultades, como vemos, se obtienen grandes beneficios.
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