Los tiempos han cambiado y las prisas dominan nuestro día a día como una corriente que arrasa con todo a su paso. La inmediatez se ha instalado en nuestras vidas, la espera nos frustra e incomoda. Todo debe ser ya, todo debe ser ahora, pero irónicamente, somos incapaces de disfrutar del momento presente. Nos obsesionamos con el pasado y el futuro de manera excesiva, lo que provoca un aumento peligroso en los niveles de estrés y ansiedad.
Vivir demasiado deprisa nos hace correr el riesgo de no detenernos en ninguna parada, de observar la vida apresuradamente, sin disfrutar de los detalles, como las imágenes que pasan rápidamente por la ventanilla de un tren de alta velocidad.
La época estival es una buena oportunidad para reflexionar y redireccionar nuestro día a día hacia aquello que queremos ser. A continuación, planteo 10 ideas para disfrutar del camino.
10 ideas para disfrutar del camino
Existen muchas ventajas cuando disminuimos el ritmo, si somos capaces de reducir la velocidad de nuestro día a día y vivir de manera más pausada y tranquila.
- Presta atención y disfruta de los pequeños placeres cotidianos. Recuerda que todo cambia cuando lo miras con curiosidad, esmero y tranquilidad.
- Vive el momento. Concéntrate en lo que estás haciendo. Enfócate en el presente y distánciate del pasado y del futuro.
- Da especial importancia a las relaciones personales, ya que no existe el yo sin el nosotros.
- Desconéctate de la tecnología y lo virtual de vez en cuando. Aléjate de las pantallas y observa atentamente la realidad que te rodea.
- Conéctate con la naturaleza, disfruta de sus aromas y pasa tiempo al aire libre.
- Encuentra momentos de soledad y tranquilidad para conocerte a ti mismo. Carl Gustav Jung decía que “el que mira hacia fuera sueña, pero el que lo hace hacia dentro despierta”.
- Busca actividades que te hagan sentir bien y disfruta. Baila, escucha música, canta, lee, practica deporte…
- Planifica tu día a día y no pierdas de vista tus sueños. Haz algo diariamente que te acerque poco a poco a tus metas.
- Escribe tus reflexiones en un diario personal, sin pretensiones, solo para pensar en cómo evoluciona todo y continuar aprendiendo.
- Sonríe y contagia alegría. Recuerda que, como decía Charles Chaplin, “un día sin risa es un día perdido”.
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