¿Cuál sería el curso perfecto?
Aquel en el cual todos los alumnos fueran capaces de aplicar de forma eficaz los conocimientos adquiridos a su actividad diaria.
Para ello debe estar perfectamente planificado, con el programa y los objetivos a alcanzar claramente definidos.
Eminentemente práctico, con ejemplos extraídos de experiencias profesionales similares a los que se pueden encontrar los alumnos en su trabajo.
El docente debe dominar las habilidades de comunicación y ser capaz de trasmitir sus conocimientos. Ya que lo más importante no es lo que el profesor sabe sino lo que el alumno se lleva a su casa.
El perfil de los alumnos y sus expectativas serán similares y conocidas por el docente, para que pueda adaptar el proceso a las mismas.
Hoy por hoy la formación es esencial en cualquier ámbito y un elemento vital para el desarrollo. Como decía un viejo proverbio chino:
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