Los años que vendrán II

«La única forma de predecir el futuro es inventarlo”

Alan Kay

Hemos entrado de lleno en el umbral de una nueva década, ante nosotros esperan diez apasionantes años que comienzan  en un ambiente nervioso y titubeante, al que le cuesta ponerse en pie y continuar el camino.

La radiografía del entorno actual mezcla el miedo, la expectación y la indecisión; como al encender el contacto del coche y el vehículo empieza a carraspear. Cuando la batería no es capaz de enviar esa chispa que acabará de poner toda la maquinaria en marcha.

Esa chispa debe, por fin prender el combustible e iniciar la esperada recuperación. Para ello viendo que la mayoría de nosotros, pobres mortales, poco podemos hacer en el mundo de las grandes cifras, es fundamental que nos preocupemos por influir en aquello que nos rodea, en nuestro pequeño mundo. Con el objetivo de que la suma de pequeños mundos acabe por hacer crecer el mundo global.

Como dijo Jonh F. Kennedy no preguntes que puede hacer tu país por ti, pregúntate  que puedes hacer tú por tu país.

DEL “AY” AL “YA”

Dejemos las lamentaciones y olvidemos un pasado de vino y rosas que no volverá, por lo menos a medio plazo, para a partir de “ya” comenzar a construir los pilares de los próximos años. Ahora que es época de propósitos y promesas.

El YA implica acción, el movimiento se demuestra andando y es tiempo de hacer. Tiempos de comenzar a levantarnos por las mañanas con ganas de cambiar las cosas.

Para ello es fundamental tener claro que:

  • Cualquier tiempo pasado fue anterior.
  • Nadie nos va a dar nada

Dicen que existen tres clases de personas:

–       Los que se enteran de las cosas que pasan.

–       Los que nunca se enteran de lo que pasa.

–       Los que hacen que las cosas pasen.

Es cuestión de decidir a que grupo deseamos pertenecer, con las ventajas e inconvenientes de cada uno. Pero los tiempos requieren personas con ganas de tomar la iniciativa.

Indudablemente si queremos que algo suceda debemos tratar de crear las condiciones adecuadas. Como escriben Alex Rovira y Fernando Trias de Bes en su libro la Buena Suerte: “Crear Buena Suerte únicamente consiste en…¡Crear circunstancias!”

O bien podemos dejarnos llevar inexorablemente por la inercia del destino, esperando que algo ocurra.

UNA CONSTANTE, LA CONSTANCIA

Inundan las portadas de los periódicos los avances de la operación Galgo, y más allá de juicios paralelos y respetando la presunción de inocencia de los imputados, me hace reflexionar sobre esta moda que nos invade los últimos años de tratar de alcanzar el éxito con la ley del mínimo esfuerzo.

No sólo en el mundo del deporte sino en otros ámbitos nos encontramos con buscadores de oro sin picos ni palas que pueblan los platos de determinadas televisiones, contando intimidades y hazañas que supongo a alguien interesarán (porque así lo dicen los índices de audiencia). Especuladores de charanga y pandereta que amasaron sus logros a golpe de ladrillo e influencia.

Afortunadamente sigue habiendo gentes dignas de tener en cuenta, personas públicas y anónimas que sustentan sus logros sobre el trabajo y el saber hacer. Ya que en la fórmula del éxito sólo hay una constante que es directamente proporcional al resultado obtenido. La constancia. Bien sea en el mundo de los negocios o  en el mundo del deporte, el trabajo duro del día a día en busca del objetivo.

5 REFLEXIONES

  • Busca tu manera de ser feliz, dónde te gustaría estar al final de estos 10 años y lucha por ello. Recuerda que tu libertad, tus derechos acaban donde comienzan los de los otros.
  • En ocasiones añádele un punto de locura. Siéntete vivo y disfruta del momento. Olvida el que dirán y se tu mismo.
  • Recupera la ilusión por alcanzar un objetivo. Busca metas y retos estimulantes que te ayuden a caminar con más fuerza y alegría.
  • Ponle pasión a las cosas que haces, es vital saber que si uno no está a gusto con aquello que realiza es mucho más complicado obtener resultados.
  • Busca oportunidades donde otros sólo ven amenazas. Actúa con optimismo y entrena la Actitud Mental Positiva. Recuerda que somos lo que pensamos.

EN DEFINITIVA…

Dejémonos del “AY” continuo y centrémonos en el “YA”. Para ello necesitamos una premisa fundamental: La constancia.

Además añadámosle una “pizca “de locura, litros de ilusión, pasión a raudales y mucho optimismo para disfrutar del camino hacia el objetivo final… sean felices.

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