Al hilo del post del jueves 20 me envían la siguiente historia a la que podemos aplicar las mismas conclusiones que destacabamos en la historia anterior.
«Una Empresa entendió que estaba en el momento oportuno para cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo Director General. Éste, llegó con la determinación de agitar las bases y hacer la Empresa más productiva y eficiente.
El primer día, acompañado de dos de sus principales asesores, realizó una exhaustiva inspección general.
Cuando llegaron al almacen, todos los operarios estaban trabajando, excepto un muchacho que descansaba recostado en una pared con las manos en los bolsillos.
Viendo una buena oportunidad para demostrar su filosofía de trabajo, el Director preguntó al muchacho:
– ¿Cuánto ganas al mes chaval?
– Trescientos euros , ¿Porqué? – Respondió el muchacho sin saber de qué se trataba.
El administrador, sacó de su bolsillo los 300 euros y se los dió, diciendole con desprecio:
– Aquí está su salario del mes. Ahora, desaparezca de mi vista y no vuelva más!!!!
El muchacho guardó el dinero extrañado y abandonó la zona obedeciendo las órdenes recibidas.
El Director, hinchado de orgullo y a modo de lección, preguntó a un grupo de trabajadores:
– ¿Alguno de ustedes sabe lo que este muchacho hacía aquí?
-Si señor – Respondieron atónitos.
Había venido a entregar unas pizzas y estaba esperando cobrarlas…»
Existen personas que tienen tantas ganas de mandar que se olvidan de pensar.
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